FEBRERO: MES DE LA DIVERSIDAD
Este mes celebramos el mes de la diversidad. Pero qué entendemos por diversidad. Podemos decir que es una característica intrínseca de los grupos humanos, ya que cada persona tiene un modo especial de pensar, de sentir y de actuar.
Ya que cada uno de nosotros pensamos, actuamos y sentimos de diferente formas, es esencial y sobre todo desde el colegio enseñar a nuestros hijos/as, alumnos/as a aceptar todas y cada una de las diferencias y educarlos en el respeto.
Este mes hemos elegido para trabajar este valor un cuento muy interesante que se llama:
¿HAY ALGO MÁS ABURRIDO QUE SER UNA PRINCESA ROSA?
Carlota era una princesa
rosa; con su vestido rosa, su armario lleno de ropa rosa y una habitación con
cama, con sábanas y almohadas rosas. Pero Carlota estaba harta del rosa y de
ser una princesa.
¿Había algo más aburrido en el mundo que
ser una princesa rosa?
Las princesas son tan cursis que solo con un pequeño guisante escondido
debajo de cien colchones pierden el sueño. Carlota, sin embargo, podía dormir
como una marmota incluso sobre un elefante.
Una vez conoció a una
princesa que se pasaba el día besando sapos del estanque para ver si alguno se
convertía en el príncipe azul. Pero Carlota no quería un príncipe azul. ¿Por
qué no había princesas que surcaran los mares en busca de aventuras? ¿O
princesas que rescatarán a los príncipes de las garras de un lobo feroz?
¿O princesas astrónomas que pusieran nombres a todas las estrellas del
universo? ¿O princesas cocineras que hicieran tartas de chocolate y galletas
con mermelada?
Carlota era una niña que
soñaba con cazar dragones, buscar tesoros, amaestrar mariposas, desenredar
enredos, fabricar aviones de papel, nadar a lomos de un delfín, perseguir
palomas mensajeras y conocer los confines de la Tierra viajando en un
gigantesco globo volador.
Pero su madre era una
reina rosa, con sus vestidos rosas, su armario lleno de ropa rosa y
una habitación con cama, con sábanas y almohada rosas.
Como tooooodas las reinas.
Y su padre era un rey
azul; con su traje azul, su trabajo azul y su vida azul.
Como toooodos los reyes.
-¿Por qué estás tan seria Carlota?- Le
preguntó su madre una mañana.
-Mamá, ya no quiero ser una princesa rosa.
Yo quiero viajar, jugar, correr y brincar. Y quiero vestir de rojo, de verde o de
violeta…
-Hija mía- le dijo la reina- , las
princesas son muy delicadas y no pueden salir del palacio porque se pondrían
enfermas, no pueden correr ni brincar porque se estropearían sus bonitos
vestidos de seda. Y no pueden vestir de verde ni de azul porque esos colores no
les sientan bien. “Las princesas son como rosas, flores frágiles cuyos pétalos
no resistirían ni un soplo de viento”.
-Pero mamá, yo no soy una flor. Soy una
niña.
La reina se quedó
pensativa y luego respondió:
-Pues es verdad.
Entonces decidieron ir a hablar con el
rey.
-Papá, dijo Carlota, yo no quiero ser una
princesa rosa. Yo quiero viajar, jugar, correr y brincar, y quiero vestir de
rojo, de verde o de violeta…
-Hija mía – le dijo el rey- . Las princesas son
como las rosas, flores muy frágiles cuyos pétalos no resistirían ni un soplo de
viento.
-Pero papá, yo no soy una flor. Soy una niña.
El rey quedó pensativo y
luego le respondió:
-Pues es verdad.
Entonces decidieron ir a
hablar con el hada madrina.
-Hada- dijo Carlota-, yo no quiero ser una
princesa rosa. Yo quiero viajar, jugar, correr y brincar y quiero vestir de
rojo, de verde o de violeta…
-Carlota- le dijo el hada-, las princesas
son como rosas, flores cuyos pétalos no resistirían ni un soplo de viento.
- Pero Hada, yo no soy una flor. Soy una
niña.
El Hada se quedó muy
pensativa y luego respondió:
-Pues es verdad.
Así es que el rey llamó
a todos sus consejeros y Carlota les habló.
-Consejeros reales, yo no quiero ser una
princesa rosa. Yo quiero viajar, jugar, correr y brincar y quiero vestir de
rojo, de verde o de violeta…
-Carlota- le dijeron los consejeros-, las
princesas son como rosas, flores cuyos pétalos no resistirían ni un soplo de
viento.
- Pero, yo no soy una flor. Soy una niña.
-¡Ooooooh! – dijeron los consejeros -,
pues es verdad.
Entonces decidieron convocar en palacio a
todos los reyes, reinas, príncipes azules, hadas madrinas y consejeros del
mundo. Y todas las princesas unidas dijeron:
-Nosotras no queremos ser princesas.
Queremos viajar, jugar, correr y brincar y vestir de rojo, de verde y
de violeta. Y no somos flores ¡SOMOS NIÑAS!
Nadie supo qué responder, hasta que habló
la más anciana y sabia de todas las hadas madrina allí reunida.
-Es verdad; las princesas no son flores y
a partir de ahora mismo podrán ser lo que quieran ser.
Todos aplaudieron, excepto un príncipe
azul, que con el gesto muy serio, preguntó:
-¿Y ahora qué hacemos los príncipes
azules?
La anciana se quedó pensativa antes de
responder:
-Vosotros podréis vestir de rosa.
Así, una tras otra, las
princesas dejaron de ser princesas y comenzaron a viajar, a jugar, a correr y a
brincar y, por supuesto, olvidaron los vestidos rosas y se vistieron de rojo,
de verde y de todos los colores del arco iris.
Y ahora, dime:
¿Por qué todas las niñas quieren ser
princesas?
¿Os gusta? Espero que sí y os animéis a venir. Nuestras puertas están abiertas.
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